Ayer por casualidad pasaba con un amigo por el frente de la cárcel La Planta, estaban los medios de comunicación y mucha gente esperando la salida de los 11 empleados de la Alcaldía Mayor, sin embargo, no vi cuando salieron. Cuando volví a mi casa, supe que ya los habían puesto en libertad. Uno de ellos decía que en prisión aprendió el valor de la unión, la paciencia y la libertad, vaya que forma de aprender, además no fue necesario robar para entrar a la cárcel. Aprendieron a fuerza del castigo, de la fustigación, del maltrato, la injusticia, hay maneras de aprender, esta es bastante peculiar. Volvieron a la calle, para seguir sus vidas, montarse día tras día en la camionetica, para escuchar la música del chofer a todo volumen, para ver la Caracas fantástica, llena de miseria y reinas de silicona, a tropezarse con los amigos y malandros de su barrio, como si nada hubiese pasado. Por protestar pasaron 64 días de aislamiento que sirvieron para conocer la fuerza de la unión, la paciencia, la libertad y quien sabe que otros valores no mencionados. A nosotros nos serán suficiente 2 o 3 días para olvidarlos para siempre.
Pasamos, vemos, seguimos, como que si nada pasara, todo sigue igual como si nada se alterara, somos protagonistas y testigos de una ciudad ruidosa, pero silenciada, que sufre, pero que también goza.
30 oct. 2009
24 oct. 2009
De vuelta a la escuela
Luego de subir desde la esquina del Guanábano hasta Sabana del Blanco, muy temprano en la mañana, llegué a la escuela, una que está muy pegada al Ávila, para comenzar un nuevo año escolar. Fue muy diferente al año pasado, antes el salón se calentaba mucho con las computadoras y el muchachero dentro del aula. Este inicio fue distinto porque el salón ahora tiene aire acondicionado, los niños tenían frio y estaban tranquilitos, y yo no sudé, me sentí muy cómodo y sin agotamiento. Por otra parte, estos niños están muy bien en conocimientos generales, lo que más saben hacer es entrar a Internet y buscar información, además de jugar. Otra novedad este año, es que además de la informática les comencé a dar ingles -básico-, y para mi sorpresa los niños saben unas cuantas palabras. Les pregunté cómo lo sabían y casi todos coincidieron en decir que lo habían escuchado en la televisión, que maravilla. A primera hora entran a clase los más pequeños; los de 4to. grado, luego a mitad de mañana los de 5to. y después cerca del mediodía llegan los de 6to. 60 niños (nada más y el sueldo ni te cuento), esto es realmente amor a la educación o mejor dicho como dicen por ahí puro amor al arte.
22 oct. 2009
En el metro
Te cuento. Hoy el metro a las 5 y 30 de la tarde en la estación de Sabana Grande estaba realmente aceptable, mucha gente como siempre, pero después de esperar tres trenes, me pude montar en un vagón en el que habían más de 100 personas, pero sorpresa no estaba encendido el aire acondicionado y el único aire era el que salía de los pulmones de nosotros, los casi 200 humanos que nos encontrábamos ahí agolpados. Recordé la letra de una canción que dice algo así como "vivir sin aire", todos sudábamos copiosamente y de repente imagine a la gente como piedras dentro de un sauna. Todos mojados sin aire pensé en el viejo eslogan del metro: la gran solución para Caracas. Luego de salir en la estación Capitolio, tomé una bocanada de aire en la Av. Baralt, me supo a gloria, ese extraordinario aire contaminado con olor a autobús de gasoil, me sentí aliviado y continúe contento el camino hacia mi destino final.
21 oct. 2009
Caminando por Caracas
Desde hace ya varios meses, no recuerdo cuantos, ando a pie por Caracas, es que a mi carro le faltan algunos repuestos que no se consiguen en Venezuela. Lo positivo es que reduje el estrés de andar todo el tiempo en una cola y lo poco positivo es que algunas veces camino mucho. Te voy a contar mi día a día, el cual no es nada del otro mundo, es un ir y venir que puede resultar divertido algunas veces, como el de hoy cuando vi a un hombre joven caminar por el bulevar de Sabana Grande con un maniquí desnudo, el que llevaba con las manos alzadas sobre su cabeza, llamaba la atención y era algo poco usual. Cosas así te contaré, también las que no hacen reír sino llorar, ya habrá tiempo para ello.
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